Un
día sin cristales ni diamantes,
una
emoción que se escapa
y
se desvanece en una mirada,
el
fino sentido del ego
que
por un momento se pierde,
extraviado
junto al miedo,
entre
el horror y el silencio,
entre
sombras y tus ojos terrestres,
a
través de un cristal atroz
con
millones de rostros muertos,
¡
ah el temor a sus propias miradas !
bañadas
en palabras burdas
que
a veces se parecen al amor.
El
instante se mantuvo agitado,
el
fino hilo entre la vida y muerte
es
un formulario incomprensible,
el
bosque lleno de tormenta
se
transforma en una sombra oscura,
me
pierdo en un grito
que
despedaza el alma,
o
tal vez la repara,
tal
vez no es ninguna cosa,
quizás
la inminente muerte
no
ha sido suficiente,
tal
vez la vida se escapa entre las manos,
perdida
en el éxtasis
de
la oscura carne de ilusiones.
Gritos
desde adentro,
sombras
en la emoción
antes
del fin,
me
pierdo en la ilusión
sin
saber qué hacer,
a
veces me encuentro sin buscarme.
¿
Cómo hemos llegado a construir
un
valle de trampas mortales ?,
es
que a veces el silencio
dice
mucho en un segundo,
a
veces un fragmento de tu vida
es
la totalidad en el espectáculo.
En
ocasiones el viento sopla tu pelo,
y
la sangre, ¡ oh la sangre !,
es
la muerte a presión en tus venas.
Esta
noche un asesino golpea tu puerta,
no
dudes en abrir ni por un segundo,
ya
no convienen las mentiras
cuando
todo está perdido,
se
avecina el fin del espectáculo,
del
show de máscaras y disfraces,
aflora
la esencia moribunda,
¿
porqué nunca te hablé
de
mariposas y de sangre ?.
El
término de una vida
que
casi no se manifiesta,
una
vida vacía y sin peligros,
mirada
desde un agujero fantástico,
o
tal vez dos,
de
cualquier modo la vida termina
antes
de que sus pétalos florezcan.
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