jueves, 30 de agosto de 2012

El escritor maldito


El patético escritor sombrío
no encuentra la calma en la inmensidad de la noche,
escribe falsos poemas repletos de fantásticas melodías,
ya es de madrugada, 
no logra concebir el sueño
y el espejo le entrega un nefasto silencio,
su pecho vacío,
sus ojos de materia oscura,
las manos ensangrentadas de tinta
y la vida se esconde entre miles de versos.

Muéstrame como puedo esperarte esta noche
sin tener nada para decirnos,
revélame el secreto de aquellas historias
que nunca fueron contadas, 
es la palabra el obstáculo
tras aquella fría sombra inconclusa,
es la osadía de mis sueños robados
la que trasluce mis ojos y el tiempo.

En este cuaderno quiero decirte
que tu mundo no es más que sombras,
quiero explicarte la oscuridad de la noche
mientras el sol ilumina los valles.

Voy a decorar el mundo con mis sueños,
esos que desterraste una tarde de lluvia
mientras mi cuerpo se acercaba al profundo vacío,
fue así como en estado de trance
te encontré en una noche de otoño,
soledad de fríos átomos y sueños,
las manos anchas y espesas,
y la dulzura entre cada suspiro.

Bellas uvas verdes decoraban el mudo silencio,
mientras,
la poesía desangra las paredes ásperas del alma
de un solitario escritor maldito,
pues el verso ya no sale de sus líneas,
ni menos aún del fluir del lápiz,
la esencia se impregna en sus manos
y en sus negras pupilas,
la tristeza permanece oculta,
aún cuando las lágrimas rojas y sucias
se mezclan en sus viejos cuadernos.


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