lunes, 15 de octubre de 2012



Él – Si miro dentro tuyo,
       ¿ crees que pueda sumergirme
       y que otra realidad me asfixie?
Ella- Si miras dentro mío
       puede que todas las cosas tomen sentido.
Él – Entonces lo haré,
       veremos si abrirte con esta filosa navaja
       podrá mostrarme lo que busco.
Ella – Antes de que cortes mi carne,
       debo preguntarte algo,
      ¿ estás seguro que lo que verás dentro
      no será otra ilusión tuya?
Él – No lo sé,
      eso depende si el dolor me invade,
      sí es así,
      entonces mi carne será la tuya.



Esencia



He tratado de encontrarte
disuelta en una bóveda mental,
en algún rincón del inconciente
repleto de la pestilencia del lugar.
¡Ah! por qué mi esencia se oculta
tras un velo frío y oscuro,
oculta en una prisión húmeda
rodeada de ruidos intestinales.
Busco la forma de desprenderme
de las imágenes terroríficas del mundo,
de aquella despiada colectividad
de la cual me hicieron parte.

En cierta forma siempre he odiado las cadenas,
pero admito que mintiéndome soy bueno,
las mentiras me protegen de la angustia
de comprender el misterio de la nada.

Es  que siempre asimilo las penurias
que se albergan como lonjas ilusorias,
albergo odio,
tristeza,
llanto y alegría,
tan reales como pueda yo crearlo.
¿Y cómo lograr penetrar la ilusión?
si las maquiavélicas formas son un dulce manjar,
si el sufrimiento es un goce mental,
si el placer se mezcla con el dolor,
si el deseo es la realidad en la ficción.

A veces tengo miedo
a las miradas penetrantes,
que justifican el caparazón de cristal
protector de las externas melodías.
Intensa búsqueda para perderme en un respiro
y penetrar el vasto mundo interno,
incesantes ataduras en manos y alma
no dan tregua a este sufrimiento.

Es curioso el método del miedo,
pues en vez de generar repulsión
evoca un misterio inexplorable.

Miedo a poder tocar la sutileza oculta,
miedo a esparcir la niebla tan borrosa,
miedo a no tener nada que perder,
miedo a la nada y
miedo al todo,
miedo a liberarse de las máscaras,
miedo ante todo al miedo,
miedo a quedarse sin recuerdos,
miedo a una vida vacía.

Utopía



Estático.
Vaciando mi mente
sobre un libro de ciencia,
la vida me entristece
ante verdades tan vagas,
el viento acaricia las mentiras
derramadas en el piso,
evidencia de plásticas formas
que se ocultan tras una fría máscara.

A veces quisiera correr por los cielos
descifrando el mundo al revés.

Somnoliento.
La hipnosis a mi mismo
me resulta de un agrio sabor,
el viaje hacia dentro
se vuelve una cámara oscura,
las paredes metálicas
son duras y orgullosas,
el suelo se eleva al techo
y mi alma es cada vez más reducida.

A veces quisiera correr por los cielos
descifrando el mundo al revés.

Contracturado.
El autoespionaje
hace temblar a la esencia,
los músculos se contraen
y extorsionan el corazón etérico,
es que el fluir de mi vuelo
es cada vez más artificial,
es que cada vez aumento mi fé
en las cadenas imaginarias,
tal vez soltarse a volar al viento
es un peligroso viaje sin retorno,
tal vez desprenderse del cuerpo
es un acercamiento a la mortalidad.




El ruido en la estación
es lo único que se escucha,
gente desparramada por los andenes
y la rutina se viste de fiesta,
la tétrica ciudad arriba
se pierde en los fríos metales,
oscuridad en el alma
de los transeúntes,
superficialidad mezclada con ironía
emergen de sus miradas.

Sin embargo, como la flor en el pantano
reposa el hombre y su meditación,
su imágen produce un profundo quiebre
en las mentes y el oscuro andén,
pues el hombre yace casi inerte
en esta prisión subterránea
.
Un hombre y su absoluta calma
en los tétricos pasillos del tren,
su mirada hacia dentro
y sus manos se estiran al cielo,
su corazón palpita entre la gente
y su respiración genera un sombrío abismo,
¡ ah si tan sólo el hombre mirara
sus manos para comprender ¡

El hombre medita en el sendero metálico
y se abandona a si mismo,
se rodea de sus inseguras pertenencias
y de un campo de luz imaginario,
el fluir de la ciudad lo desconoce
y el tiempo parece un frágil cristal,
el alma reposa sus alas
entre aromáticas fragancias,
mientras, el gentío no se inmuta
ante la templanza desbordada,
es que una mente mecánica
es apta para los suculentos andenes,
tal vez el silencio de un hombre
no se escucha entre las frías vías.

El despertar de un hombre
es la flor que crece entre las nubes.

¡ Ah tan fría es la esencia
en aquella meditación ! ,
su alma despega del cemento
hacia el universo ilusorio,
el despertar de un hombre se pierde
mientras sus ojos se miran,
la gente camina dormida,
a veces el hombre también lo hace,
tal vez su fúnebre cuerpo
quedó abandonado en el andén,
su corazón mecánico late por inercia,
mientras,
 su vida se eleva a las estrellas.




Trastorno del individuo



Sortearé mi muerte
en una festiva noche de sábado,
cambiaré mi lucidez
por una triste mirada fugitiva,
cambiaré mi alma
por un montón de hojas en blanco.

Es la vida en mis pupilas
la que se escabulle entre palabras,
palabras y olvido,
palabras y cárcel,
palabras y una triste mirada,
palabras y cien gramos de arsénico,
palabras y mi sombra es un abismo.

Caminaré por la fantasía
de tus pensamientos mientras duermes,
aveces puedo escucharte a lo lejos
y hablarte con mis labios bien cerrados,
aveces puedo volar mientras caigo
y mi alma-astronauta se queda en lo alto.

Otras veces,
puedo llevarte conmigo,
( siempre llevo un frasco de veneno ),
aveces puedo decirte lo que no puedo cambiar,
aveces puedo ser lo que siempre quise,
aveces puedo decir muchas cosas,
pero siempre,
siempre puedo ser la ilusión,
siempre puedo ser la imágen
tras aquella oscura sombra.


El hombre translúcido



Las miradas penetran
el cuerpo del hombre translúcido,
su esencia como una cascada
de fondo trasparente
es el paso a otras dimensiones,
universos alternos
tras aquél velo translúcido,
su corazón del más refinado
y bien logrado espejo,
su carne son diamantes
que reflejan los fantasmas del ser.

El hombre camina por las calles
y nadie logra ver su cuerpo,
personas que se miran
a través de los trasparentes sesos,
expresan su desgracias almacenada
en las cárceles mentales,
pues el hombre camina
sin poder reflejarse en el espejo,
su forma física la desconoce,
y su alma translúcida
a veces transluce los mundos.

El hombre tiene dudas de sí mismo
y de su real existencia,
se cuestiona la vida y la muerte
sin poder responderse,
¿ será que mi existir
es una fantasmagórica presencia ?,
tal vez la humanidad
no mira a través de la carne,
tal vez la vida en sí misma
son fantasmales formas.

El hombre estira sus brazos translúcidos
y recuerda el silencio en sus adentros,
los ruidos intestinales
hablan de una supuesta muerte futura,
siente su cuerpo y su respiración,
y sus grandes ojos translúcidos
a veces se miran.

Sus sueños son de una rústica forma
entre primaveras y sombras,
sus pensamientos describen
alucinantes formas,
su vida ha sido un extraño cristal
que no conoce el reflejo.

El hombre translúcido
ha perdido su imágen,
ha logrado el vacío interno
y ya no es parte del mundo,
camina casi sin vida
pidiendo a gritos su segunda muerte,
lastimera situación,
pues la muerte no espera al hombre translúcido. 

Sueño, duermo, escribo. Siento



Muéstrame tu esencia color violeta
y yo la asimilaré en un respiro,
enséñame tus viejos sueños
pues yo puedo dormir en ellos.
Con mi mente puedo crear el espacio perfecto
con las inmutables formas del alma,
las que se asemejan a la primavera
que se oculta tras una fría montaña.

No quiero oír que temes al silencio
ni quiero saber si puedes abrir tus piernas,
sólo quiero tu espíritu marino
llenando por fin este vacío,
no quiero oír que tienes miedo
de aquella extraña agonía al despegar.

Estar dentro del cuerpo
restringe el fluir de los sueños.

Aire




Eres aire.
La silueta que surge
desde aquella fría esencia,
el espiral perfecto
que se manifiesta entre mi calma,
opaca calma,
casi bestia, 
casi sombra,
casi un simple latido,
pero no,
eres solamente aire.

Eres aire.
La dulzura en aquella
profunda tristeza,
la imágen perfecta
de una borrosa experiencia de viaje,
la psicodelia
en esas frías secuencias normales,
mentales,
brutales destellos
que vienen a tranquilizarme,
pero no,
eres solamente aire.

¿ Acaso yo soy aire ?
Soy sombra en tu mirada,
soy tristeza en tus melodías,
soy la opaca lucidez
en mi profunda locura.

El veneno que llevo siempre conmigo
puedo compartirlo contigo,
la sangre que corre,
que flota,
que vuela tan lejos de si misma,
pero no,
eres solamente aire.


jueves, 11 de octubre de 2012

El hombre metálico


Todo comenzó como suele terminar,
en una bóveda de fluidos abominables
reposa el feto en el vientre,
su mirada inexpresiva y vacía
absorbe imágenes psicodélicas,
imágenes provenientes  de una mujer,
madre que infecta el profundo vacío,
mujer que protege con un manto irreal
el ahora limitado mundo del niño,
el niño-hombre y el hombre-viejo,
el viejo muerto en la penumbra,
y luego, la vida misma.
 
El hombre ahora es metálico
y camina por las calles y el miedo,
miedo a si mismo y también a otros como él,
el ruido parece no escucharlo,
mientras, camina por esferas mentales
entre sangre y desprecio.
La vida lo ha golpeado mucho,
y a veces se oye un grito interno,
mezcla de dolor y placer
con una voz misteriosa,
un lenguaje incomprensible
de cicatrices en la carne.
 
El hombre camina dormido
y se posa en la oscuridad mental,
su pecho se comprime 
y su universo se expande desde adentro,
siente que la carne no es suficiente,
no hay cadenas en sus manos,
mas no se siente libre.
En ocasiones habla con pasión,
siente la brisa del llanto nocturno,
a veces mira sus manos sin entender,
se sumerge en la flor caída
y se aleja del bosque silencioso.
 
El hombre tiene ojos planetarios,
mirada tétrica y fugaz,
la nariz se mezcla en el horrible rostro,
y sus máscaras son  su escape perfecto,
su postura, la de un cadáver viviente,
su alma es la ceniza oscura,
y su sangre es la verdad en la ilusión.
A veces duerme entre sombras y espirales,
piensa en aquella vez
que despertó con sangre entre sus manos,
recuerda la muerte y el silencio,
recuerda la vida mecánica,
también recuerda un espejo.
 
Todo comenzó como suele terminar,
entre palabras lúgubres y el silencio,
entre la lluvia y el llanto,
entre el placer y el dolor,
entre la angustia y la dicha,
entre el fango y la rosa,
entre ilusión y realidad,
entre sombras y lunas,
entre muerte y la vida misma.

Sueño REM


Extraña dimensión
en la que decido despertar,
hogar del inconciente
y una flor paranormal,
a mi alrededor :
¡ luz ! ,
campos de estrellas y sombras
danzan un suave susurro
que estremece el alma.

Las cortinas y el viento
junto a todo el ruido metálico,
todo ésto y nada
me acompaña hoy,
en este día efímero,
en esta tarde que ya es noche,
en este cielo que ya es aire,
y el silencio es la penumbra
en los cuadros de colores.

Todo sigue su movimiento,
pues hasta el pájaro más bello
obedece el fluir del árbol,
hasta una palabra dicha sin pensar
es una daga fría en el universo,
universo y vocablos sangrantes
sobre la oscura ficción
que me ofrece el escenario,
sobre este despertar repentino
o tal vez inducido,
tal vez confabulado en mundos metálicos,
tal vez pensando en los sueños
o quizás imaginado por mí mismo.