Las
miradas penetran
el
cuerpo del hombre translúcido,
su
esencia como una cascada
de
fondo trasparente
es
el paso a otras dimensiones,
universos
alternos
tras
aquél velo translúcido,
su
corazón del más refinado
y
bien logrado espejo,
su
carne son diamantes
que
reflejan los fantasmas del ser.
El
hombre camina por las calles
y
nadie logra ver su cuerpo,
personas
que se miran
a
través de los trasparentes sesos,
expresan
su desgracias almacenada
en
las cárceles mentales,
pues
el hombre camina
sin
poder reflejarse en el espejo,
su
forma física la desconoce,
y
su alma translúcida
a
veces transluce los mundos.
El
hombre tiene dudas de sí mismo
y
de su real existencia,
se
cuestiona la vida y la muerte
sin
poder responderse,
¿
será que mi existir
es
una fantasmagórica presencia ?,
tal
vez la humanidad
no
mira a través de la carne,
tal
vez la vida en sí misma
son
fantasmales formas.
El
hombre estira sus brazos translúcidos
y
recuerda el silencio en sus adentros,
los
ruidos intestinales
hablan
de una supuesta muerte futura,
siente
su cuerpo y su respiración,
y
sus grandes ojos translúcidos
a
veces se miran.
Sus
sueños son de una rústica forma
entre
primaveras y sombras,
sus
pensamientos describen
alucinantes
formas,
su
vida ha sido un extraño cristal
que
no conoce el reflejo.
El
hombre translúcido
ha
perdido su imágen,
ha
logrado el vacío interno
y
ya no es parte del mundo,
camina
casi sin vida
pidiendo
a gritos su segunda muerte,
lastimera
situación,
pues
la muerte no espera al hombre translúcido.
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