Bajo un azulado
cielo
el abismo en el
silencio resplandecía,
parecía una luz
fantasmalque apenas iluminaba el suave rostro
de la mujer bajo el árbol,
el viento desplazaba sus lágrimas
y el ruido del agua opacaba el llanto,
un melódico sufrimiento
que describe figuras en el aire
y en sus ojos ya marchitos,
su lengua acribillada
ante las mentiras que se dice,
el alma fracturado en miles
de fragmentos imaginarios
que a veces alucinan realidades,
sí, verdades inventadas, tan opacas
y efímeras como su propia vida,
ideas tan volátiles ante el fluir del universo,
éstas acribillan el sosiego
de las lágrimas ante el espejo,
es que su imagen no se parece
a la de un majestuoso árbol,
el cristal muestra el tormentoso mundo
en el que se atan sus cadenas,
un tétrico escenario del pánico
y un sin fin de paradigmas sangrantes.
La tristeza casi
no la reconoce
entre sus
agitadas formas emocionales,
sufre por la
pérdida de aquél amor,ese que trajo consigo la primavera
y toda una anatomía de navajas mortales,
recuerda el dolor antes del evento desafortunado
en que sus manos abrazaban su pecho.
Las flores en el
pasto parecen nubes
que se mueven en
una danza cósmica,
todo un universo
que fluye incesantemente
mientras su
amargura reposa tranquila
sobre el llanto
derramado,
la mujer estira
sus brazos hacia el cielo
mientras su ser
se aferra a la tierra
con el miedo a
despegar,
es que es difícil abandonar el sufrimiento
cuando ya es una
agradable compañía,
le es
doloroso imaginarse sola
y sin las cadenas
estrangulando su alma.
¡ Ah! mujer del
llanto subatómico,
niña de ojos
metálicos
que bajo ese
árbol parecen perlas,
diamantes que
reflejan los entes
que atormentan tu
inalcanzable calma,
pues ahí sentada
ya no esperas nada,
sólo la
implacable muerte
son su
cronométrica secuencia,
sólo esperas que
la vida acabe rápido
en el vaivén de
las frustraciones,
imaginas la
felicidad como una escalera
hacia lo profundo
de tu esencia,
acaricias tu pelo
dibujando una sonrisa
que sólo los
pájaros interpretan,
el silencio ya es
una flor marchita
y tu existencia
se basa en el caos,
tu mente se ve
acomplejada por el miedo,
y la tristeza,
son
suaves movimientos elípticos
alrededor de un
centro imaginario.
Es que nunca
pudiste conocerte
y desdoblarte hacia
ti misma,
es que el mundo
te mostró su horrible rostro
y el árbol
refleja el tuyo,
tal vez debas no
hacer nada
y que el abismo
se transforme en silencio,
adoptar la
postura de una flor
y que la luz
acaricie tus pétalos,
reflejar la
belleza oculta
entre soledades y
tristezas.
La niña-mujer no
abandona su árbol
ni tampoco se
desprenden sus pétalos,
ha acumulado un
gran sufrimiento
y el árbol ayuda
en su reflejo,
su corteza es
dura y mercurial,
su salvia es
agria como la mentira,
sus hojas bailan quiméricas
melodías
y sus raíces
experimentan revoluciones,
su sombra protege
como un manto
el fluir de los
días y las noches,
es el escondite
perfecto entre las sombras
que acompañan la
mirada de la niña-mujer,
ella descansa,
reposa,
duerme,
y se hipnotiza
cada segundo
en el imaginario
escenario escogido.