lunes, 24 de diciembre de 2012


 

Inmenso es el espacio interno

en que reposa mi sufrimiento,

dagas frías se clavan en el ferrocarril

de la muerte hacia dentro,

asimilo la tristeza en mil respiros

y el cuerpo se estremece en un suspiro,

divagaciones sobre esferas del pasado

y proyecciones mundanas hacia el tiempo,

una mecánica fría y ruidosa

es el fluir de mi dolor,

un dolor superficial y mundano,

pero a la vez tan eterno

como la cárcel en que me encuentro.

 

Se acerca tu rostro en mis sueños

y vuelves a atormentarme,

inconcebibles miedos los que me muestran

tus ojos de princesa negra,

negra como la mentira de tu espíritu,

oscura como el sarcasmo

después de una noche de mal sexo.

 

Espero entiendas mis palabras,

mujer del vuelo sideral,

no te culpes de mi dolor

ensangrentado que a tu corazón

viene a golpear,

no asimiles mi desesperanza

cada vez que tus ojos la reflejan,

mejor muéstrame el licor de tu esencia

oculto entre tus piernas.

 

Mejor dime, mujer y los arcoiris

la mentira que calme mi dolor,

anestesia el sufrimiento con tu mirada

e ilumina mi alma con tu pincel.

 

Abrázame entre la oscura sombra

aunque  ya no quede nada.

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