Inmenso
es el espacio interno
en
que reposa mi sufrimiento,
dagas
frías se clavan en el ferrocarril
de
la muerte hacia dentro,
asimilo
la tristeza en mil respiros
y
el cuerpo se estremece en un suspiro,
divagaciones
sobre esferas del pasado
y
proyecciones mundanas hacia el tiempo,
una
mecánica fría y ruidosa
es
el fluir de mi dolor,
un
dolor superficial y mundano,
pero
a la vez tan eterno
como
la cárcel en que me encuentro.
Se
acerca tu rostro en mis sueños
y
vuelves a atormentarme,
inconcebibles
miedos los que me muestran
tus
ojos de princesa negra,
negra
como la mentira de tu espíritu,
oscura
como el sarcasmo
después
de una noche de mal sexo.
Espero
entiendas mis palabras,
mujer
del vuelo sideral,
no
te culpes de mi dolor
ensangrentado
que a tu corazón
viene
a golpear,
no
asimiles mi desesperanza
cada
vez que tus ojos la reflejan,
mejor
muéstrame el licor de tu esencia
oculto
entre tus piernas.
Mejor
dime, mujer y los arcoiris
la
mentira que calme mi dolor,
anestesia
el sufrimiento con tu mirada
e
ilumina mi alma con tu pincel.
Abrázame
entre la oscura sombra
aunque ya no quede nada.
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